kriya yoga

Según enseña el Yoga, el «prana» es la energía vital, la energía que da vida a todo. El prana no sería medible con nuestros instrumentos científicos materiales, es una fuerza sutil, no material. Sería lo que en China llaman «chi» (de ahí el término Taichí). El cuerpo físico está rodeado y sostenido por una envoltura energética de prana, llamada «pranamaya kosha», que es la que le proporciona la energía que necesita para funcionar. Se dice que esta envoltura consta de 72.000 canales de energía que rigen el funcionamiento del cuerpo; estos canales o «nadis» serían los mismos meridianos que se usan en la acupuntura china.

El concepto de prana puede sonar un tanto esotérico, pero es un concepto con aplicaciones prácticas reales, especialmente para nuestra felicidad. ¿Por qué? Porque si nos sentimos saturados de prana, nos sentimos sanos y felices. Cuando nuestra envoltura pránica o vital se queda sin energía, nos quedamos sin fuerzas o incluso sin ánimo para emprender nada, ni siquiera para vivir, en casos extremos. Nuestro sistema nervioso obtiene su energía del prana – cuando éste se agota sufrimos desequilibrios nerviosos, agotamiento o estrés. Todos estos son la consecuencia de falta de prana. Nuestra sociedad «avanzada» tiende a compensar la ausencia de prana con estimulantes o pastillas; pastillas para el agotamiento o pastillas para el estrés.

El prana se acumula por la acción del sol, en los entornos naturales, en las playas, en los ríos limpios, en los bosques, donde hay plantas. Por eso las personas se van a la playa a recuperar su energía, o a los bosques. Tradicionalmente, los yoguis se iban a entornos naturales, llenos de prana, para realizar sus prácticas.

El Yoga dispone de muchos ejercicios respiratorios, llamados «pranayama» (literalmente, control del prana) para recuperar y reequilibrar esta energía dentro de uno mismo. No importa lo que uno crea o no respecto a la existencia del prana, bastan cinco minutos de práctica respiratoria yóguica para cambiar y mejorar el estado físico, emocional y mental. El resultado es la calma, el bienestar y el vigor necesario para emprender cualquier actividad.

Lo más importante respecto al prana es comprender dos cosas: primero, que ninguna máquina, ningún artefacto puede generarlo. Desgraciadamente (para nosotros), cada vez vivimos más rodeados por artefactos digitales, en cuevas de cemento aisladas de cualquier fuente de prana. Y segundo, que lo necesitamos para nuestro bienestar físico, emocional y vital. Así que la solución más evidente para mejorar nuestra felicidad y alejar las neurosis y sus consecuencias físicas de la vida moderna, es simplemente llenar nuestras ciudades de plantas y de árboles, fuentes naturales e insustituibles de energía vital. Más barato y más fácil que ir detrás de la compra del último cacharro de la última tecnología, o atiborrarse de pastillas.

Nacho Albalat

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