La salud reproductiva se puede ver alterada por muy diversas causas, de hecho, la concepción es en sí, un fenómeno complejo y delicado en el que se ven involucradas diferentes entidades.
Dada su complejidad, es necesario conocer qué elementos forman parte de este entramado con el fin de poder advertir qué riesgos pueden aparecer en la concepción cuando alguno de ellos se ve dañado.
Tanto en el hombre como en la mujer las estructuras gonadales (ovarios y testículos), cumplen dos funciones, elaborar hormonas y producir, en el caso de los hombres, espermatozoides y en el de las mujeres proveer células germinales.
En los dos casos estas funciones están controladas por la unidad hipotálamo-hipofisaria, con una diferencia, y es que en el caso de la mujer es mucho mas compleja ya que se va modificando a lo largo del ciclo menstrual y además incluye circuitos de retroalimentación tanto positiva como negativa.
En los dos casos es una hormona hipotalámica, la GnRH Gonadotropin-Releasing Hormone) la encargada de iniciar el proceso regulando la secreción de dos hormonas, la FSH (hormona foliculo estimulante) y la LH (hormona luteínica), ambas reciben el nombre de hormonas gonadotróficas, por su acción sobre los testículos y el ovario.
En el caso del hombre, estas dos hormonas son las responsables de la espermatogénesis y de la secreción de testosterona, en el caso de la mujer su actividad se centra en la formación del cuerpo lúteo (estructura que se forma en el ovario después de la ovulación), la ovulación y el desarrollo folicular.
Hasta ahora hemos hablado de la regulación hormonal desde el cerebro, pero hay otro grupo de hormonas que también intervienen de forma decisiva y que se sintetizan en los ovarios y los testículos, estamos hablando de las hormonas esteroideas: estrógenos, andrógenos y progesterona.
La síntesis y secreción de los andrógenos se realiza en los testículos, y el más importante de estos andrógenos es la testosterona, que juega un papel fundamental en la espermatogénesis.
Los estrógenos y la progesterona son biosintetizados en el ovario, la función de los primeros es estimular el crecimiento del endometrio ( la capa que recubre al útero en su interior), que es fundamental para que anide el óvulo fecundado. La progesterona se encarga de transformar el endometrio haciendo posible la nutrición del ovocito.
Como hemos podido observar el ciclo menstrual es una interacción controlada de distintas hormonas y el acontecimiento biológicamente mas importante del mismo es la ovulación sin la que es imposible la fecundación.
La infertilidad femenina puede ser debida a muy diferentes causas, entre otras:
Desórdenes del ciclo menstrual (una de las mas frecuentes).
Infecciones e inflamaciones que pueden afectar al útero, ovarios, trompas o vagina.
Obstrucción de las trompas producida por infecciones, malformaciones, endometriosis, tumores, adherencias, etc.
Enfermedades que efecten al hipotálamo o la hipófisis.
Malformaciones uterinas o del cuello del útero.
Alteraciones en el ovario, como tumores, quistes, endometriosis.
Alteraciones del flujo cervical.
Anomalías anatómicas.
Secuelas de enfermedades como la tuberculosis u otras afeccciones genitales graves.
Algunas enfermedades crónicas que comprometan la salud de la mujer.
Obesidad.
Anorexia o bulimia.
Enfermedades de la tiroides.
Cambios importantes en el peso corporal.
Uso de alcohol, drogas o medicamentos.
Estrés físico o psíquico.
Enfermedades que afecten al metabolismo hormonal implicado.
En el caso del hombre, la infertilidad masculina puede ser debida:
Varicocele (inflamación del escroto por el aumento del tamaño de las venas del cordón espermático).
Infecciones locales.
Traumatismos testiculares.
Obstrucción del epidídimo o del conducto deferente.
Alteraciones endocrinas.
Drogas o fármacos que inhiben la espermatogénesis.
Alcoholismo.
Alteraciones inmunológicas.
Criptorquidia (testículos que no han descendido al escroto).
Deficiencia de andrógenos.
Tumores hipofisarios o testiculares.
Insuficiencia renal.
Cirrosis hepática.
Tratamientos quimioterápicos.
Malformaciones congénitas.
Oligospermia (reducido número de espermatozoides).
Astenozoospermia (disminución de la movilidad espermática).
Teratozoospermia (alteración morfológica del espermatozoide).
Azoospermia (ausencia de espematozoides).
Como podemos advertir las razones que pueden perturbar la fertilidad afectan a múltiples factores, incluso en algunos casos desconocidos, y por tanto desde este artículo se abordan todas aquellas alteraciones en las que la responsable de la infertilidad sea un alteración bioquímica que se pueda tratar desde la nutrición.
Fuente del artículo: Sociedad Española de Nutrición Ortomolecular