nutricion ortomolecular

Fue el doctor Linus Pauling, catedrático de Química en la Universidad de Stanford (EE.UU.) y dos veces Premio Nobel, quien acuñaría el concepto de Nutrición Ortomolecular: «La terapia ortomolecular -explicaría- consiste en proporcionar a cada persona la concentración óptima de las sustancias que están presentes en nuestro organismo con el fin de corregir alteraciones y mantener una buena salud.»

Las sustancias a las que se refería Pauling son, obviamente, las llamadas vitaminas, minerales, oligoelementos, aminoácidos, enzimas, ácidos grasos, fitohormonas, etc. Y todas ellas las ingerimos -o debiéramos hacerlo- con la alimentación.

EL EQUILIBRIO EN LA DIETA

Es conocido que los pueblos del Mediterráneo tienen una calidad y esperanza de vida superior a otros, algo que los expertos atribuyen a su alimentación, pobre en grasas animales y rica en frutas, verduras, legumbres y aceite de oliva. Alimentación que proporciona equilibradamente los tres grandes grupos de macronutrientes -glúcidos, lípidos y proteínas- a la vez que aporta los llamados micronutrientes: vitaminas, minerales, aminoácidos y ácidos grasos.
Consecuentemente, toda persona que lleva una dieta equilibrada de estas características piensa -por lógica- que ésta les está proporcionando los nutrientes necesarios para mantener una salud óptima. Y, sin embargo, tal creencia está muy lejos de la realidad.
Porque lo cierto es que la proporción actual de vitaminas y minerales en los alimentos, comparada con la de principios de siglo, ha decrecido notablemente a causa de la industrialización y el empobrecimiento del suelo así como por los nuevos hábitos -nada recomendables- de la «comida-basura». Y es que el tratamiento que se le da a los alimentos en las explotaciones agrícolas -sobre todo en cuanto a almacenaje, maduración, cocinado, congelación, etc.- hace que se destruya en el proceso y manipulado gran parte de su contenido vitamínico y mineral. Y eso sin incluir la frecuente e inadecuada manipulación posterior del alimento en nuestro hogar.
A estos problemas cabe añadir además la proliferación de sustancias nocivas para la salud en nuestra civilización.
Es el caso de:

El azúcar blanco (auténtico «ladrón» de energía, vitaminas del grupo B y minerales como el calcio). Y, por ende, todos los productos azucarados: bollería, pasteles, dulces, caramelos, helados, bebidas azucaradas, etc.
Los cereales refinados y las harinas blanqueadas. También provocan la pérdida de vitaminas y minerales. La harina blanca, por ejemplo, no se puede metabolizar sin las vitaminas y minerales que lo acompañan; de tal manera que, cuando la ingerimos, nuestro organismo se ve obligado a abastecerse de otras fuentes. Actúa, pues, como un ladrón de nutrientes.

EL consumo excesivo de conservantes, aditivos, colorantes, aromatizantes, etc. Además de su toxicidad, sus componentes químicos -en dosis altas- actúan como destructores de los micronutrientes. Es además conocido que algunos conservantes y aditivos pueden tener efectos cancerígenos además de provocar dermatitis, asma, alergias, alteraciones digestivas, etc.

Las grasas saturadas y los aceites fritos. Nuestro organismo necesita un cierto tipo de grasa que no podemos fabricar y debemos obtener de la dieta: son los llamados ácidos grasos esenciales. Otros tipos de grasa -como los aceites de girasol, sésamo o lino-, cuando son sometidos a la acción del fuego se convierten en elementos altamente tóxicos. Por eso se recomienda el aceite de oliva tanto para cocinar como para consumir en crudo. En cuanto a los de semillas, únicamente se deberían tomar en crudo.

UNA NUEVA FORMA DE ENTENDER LA NUTRICIÓN

Es suma, debemos entender que el consumo equilibrado de nutrientes determina el grado de salud con el que vivimos. Por tanto, nuestra alimentación deberá contener suficientes grasas, hidratos de carbono y proteínas así como vitaminas y minerales. Sin embargo, los trabajos de investigación llevados a cabo en Francia, Estados Unidos o Canadá -entre otros países- demuestran las carencias al respecto de la alimentación. Carencias -y esto es lo importante- que es causa de trastornos importantes como una baja respuesta inmunitaria, la inflamación de determinados órganos o las enfermedades cardiovasculares y degenerativas.
Lo que pretende la Nutrición Ortomolecular, pues, es paliar el problema que causa la alimentación actual -ya no depende sólo de que hagamos una comida equilibrada sino de que los alimentos estén adecuadamente procesados- buscando proporcionar a las células del organismo las cantidades óptimas de nutrientes en función de las necesidades individuales. Para lo que, cuando es necesario, se ocupa de suministrar los oligoelementos necesarios -y no sólo como prevención- para resolver los déficits del organismo.
Porque, ¿sabe usted cuántos son esos micronutrientes tan necesarios? ¿Cuáles sus propiedades? ¿Qué patologías ocasiona su falta? ¿Y su exceso? ¿En qué alimentos se encuentra? ¿Con qué otros microelemetos deben tomarse de forma conjunta para que se metabolicen adecuadamente?
En fin, son muchas las preguntas. Procuraremos ir respondiendo mes a mes.

José Ramón Llorente

Presidente de la «Sociedad Española de Nutrición Ortomolecular».
info@senoes.com